Rastrillada:Huella o rastro más o menos visible, que en el suelo firme y sobre el pasto dejan la huella de una caballería, las plantas de un cuadrúpedo cualquiera, o las ruedas de un vehículo en las zonas o caminos poco frecuentados. Ella constituye una fuente preciosa de informaciones para nuestros afamados rastreadores. Dr. Lisandro Segovia. Diccionario de Argentinismos. 1911.-

miércoles, 19 de agosto de 2009

"Corral de los Vecinos"



A la memoria de quienes me enseñaron a conocer, querer y respetar al Partido de General Guido, su historia, su tradición
y su gente.
Liliana Madrid
Julio 2009





INTRODUCCIÓN

“Tierra y paisajes hablan un idioma inarticulado de misterio y lirismo.
El pasado de los hombres y el alma de los pueblos no se explican
del todo si esa voz no es escuchada y comprendida…”
Juan Pablo Echagüe

En 1857, una crecida y caudalosa Cañada del Vecino arrastró con parte de la historia del Partido y Pueblo del Vecino. Subsistían, en la memoria de los primeros abuelos, leyendas, cuentos, supersticiones y quimeras. Más tarde, llegaría el olvido. Hubo, con el correr del tiempo, otras arriadas menores. Siempre quedó algo para recordar. Y una raíz hundida en lo profundo que nos junta en este mismo lugar, el Partido del Vecino.

Dice H. Schmucler:
“Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido.” (1)

Esa parte perdida de nuestra historia no podrá recuperarse. Son sólo unos pocos cabos sueltos. Pero, si unimos esos cabos, lograremos una soga fuerte capaz de asegurar, definitivamente, aquel pasado arisco al palenque de la historia del pueblo de General Guido.

Con paciencia intentemos hilar lo descosido (2), unir, atar, reparar la urdiembre.

Los invito a reencontrarnos con ese lugar llamado:



Corral de los Vecinos, un espejismo en la distancia.


La Cañada del Vecino nacía en el arroyo Langeyú y cruzaba el actual Partido de Gral. Guido, entrando por el sur al Partido de Dolores y continuando hasta encontrarse con la Cañada de Díaz, en el Partido del Tordillo.

Esta dilatada geografía de escasa altura, arrinconada por inundaciones y sequías, escondía abrevaderos naturales que favorecieron el establecimiento temprano de pobladores “al sustentar un complejo de condiciones climáticas y bióticas favorables”. Aquí en este lugar, territorio de “los pampas”, entre bañados y lagunas, como un albardón más se irguió el Corral de los Vecinos.

En siglo XVIII, cuando no había deslindes ni alambrados, cuando "se necesitaron manos diestras" en las vaquerías, llegaron a estos pagos los primeros trajinantes. El Corral, probablemente, fue abrigo para aquellos que se adentraban
“por el largo y ancho cañadón […] restos de un río del terciario que buscaba ahora inútilmente su antigua salida al mar.” (3)

“Si en la extensa provincia de Buenos Aires tuviésemos que señalar la zona en que hubieron de conservarse por más tiempo las auténticas tradiciones, como rincón gaucho, señalaríamos sin dudar el paraje de la extensa Cañada del Vecino.
Quienes hoy disparan por la ruta 2 a Mar del Plata, debieran saber que a unos 20 Km. después de pasar Dolores, a la derecha, se abre un camino de tierra que se interna en aquella especialísima región, pasando enseguida las vías del viejo F.C.S. y la estación Parravicini, e ingresando en el partido de General Guido, sigue hacia el Oeste y luego al Sur para reaparecer en Maipú.
Desolados campos bajos, otrora riquísimos en pajales de amarillenta espadaña, comarca de variadísima avifauna. Pagos gauchos si los hubo, compuesto de enormes latifundios, con centenarias estancias como "La Quinua", "Navas", "Barrancas Coloradas" (donde vivió Benito Lynch), "Palenque Chico" (de Ambrosio Juan Althaparro) que además algunas fueron postas de la galera que iba de Dolores a Ayacucho.
Por allí se vieron los últimos gauchos de chiripá y medias blancas, y pulperías y esquinas famosas poseedoras de enrejados mostradores y con cubiertas de paja, teja francesa o azotea, que constituyeron centros de negocios y sociabilidad y cancha de diversiones y reyertas.
Todo se perdió cuando se construyó el canal 1 que desecó los bañados y lagunas y que arreó también con todo el bicherío que los habitaba” (4)

¿Dónde ubicar el Corral de los Vecinos?

En el sur del partido de Dolores, en la Circunscripción III, localizamos los Montes y la Laguna
del Vecino.
Hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX, ubicamos la Estancia San Juan del Vecino, propiedad de J. Parravicini.
Mas cerca en el tiempo, el arroyo El Vecino, desaguando en el Canal 1 y la laguna Las Cruces, tutelará el topónimo que rescatamos en todas sus variaciones.

¿Cuál fue el servicio del Corral de los Vecinos (o del Vecino) en aquella inexplorada geografía?

En su libro “Fortines del Desierto. Mojones de Civilización”, Juan Mario Raone deja una pista:
“Los primeros (fortines) que se levantaron nos lo dice el Virrey Vértiz, eran pequeños corrales donde se entraba y salía a caballo. Habitualmente se levantaba a orillas de un río o laguna, con el fin de tener un frente cubierto y agua para la tropa y ganado”. (5)

Pero existe la posibilidad que se trate de una construcción anterior. Entonces, ¿fue obra de los naturales habitantes de la zona?

En las inmediaciones de Tandil y en Sierra de la Ventana, se han estudiado vestigios de estructuras de piedra conocidas como corrales de indios o pircas. No se ha podido certificar quiénes fueron los constructores de esas estructuras, aunque se hallaron pistas. Los arqueólogos que llevaron a cabo la investigación interpretan que su uso -en el caso de los vestigios que pudieron fechar- data de la Época Colonial. Probablemente, hayan cumplido funciones de vivienda, ceremonial o factoría.
“Esta zona, en disputa y negociación entre los españoles –luego europeo-criollos- y los pueblos originarios durante unos 200 años, brinda una serie de contextos históricos marcados por intensas relaciones cuyas variables en cada momento presentan mayores niveles de complejidad vinculadas a las problemáticas que plantea la presencia del conjunto de estructuras de piedra. Como marco general, consideramos poblamiento y movimiento (a través de las rastrilladas) de grupos indígenas; la disputa por los recursos –aguadas, zonas de buenos pastos, ganado cimarrón, etc.- entre grupos originarios y entre aquéllos y europeo-criollos; relaciones comerciales e intercambio. (6)

El investigador Alfredo Pedrós, en su estudio “Detrás de los nombres” nos propone visualizarlo como un Corral de Vecinos del estilo sevillano:
“El corral de vecinos andaluz tiene su origen en los adarves árabes -callejones ciegos con una sola entrada- y más propiamente en el curralaz mozárabe -corral sobre el que se abrían las puertas de las viviendas. Se tienen noticias históricas de su existencia desde el siglo XIV, y con mayor precisión en el siglo XVI. Fue en esta época cuando experimentaron un gran desarrollo, especialmente en Sevilla, por ser puerto exclusivo de entrada y salida para las Indias”. (7)

Tras las huellas del Corral de los Vecinos


La Historia Oficial

En el siglo XVI, hacia 1536, el Adelantado D.Pedro de Mendoza llega al Río de la Plata y en su orilla meridional funda la ciudad de Santa María del Buen Ayre. Para entonces, ya había tomado contacto con los habitantes naturales de la región: los Querandíes, posteriormente llamados Pampas.
Los pampas habitaban la zona comprendida entre el Atlántico y los ríos Salado y Desaguadero y desde el sur de las actuales ciudades de San Luís y Río Cuarto hasta las sierras de Tandil y de la Ventana. Eran nómades y vivían de la caza. Su cultura es poco conocida. La lengua que hablaban no se conserva y sólo fueron identificadas palabras sueltas, mezcladas con otros dialectos.
Creían en un dios bueno al que llamaban Soychú, con quien iban a reunirse al morir. Y en Gualichú, espíritu maligno que los aterrorizaba.

A partir de la llegada de las misiones jesuíticas al sur de la provincia de Buenos Aires, se comienza a tener mayor conocimiento de ellos.


Los Jesuitas

Nuestra historia atraviesa los siglos XVII y XVIII.
En 1608, la Compañía de Jesús llega al Río de la Plata instalándose en la mitad oriental de la actual Plaza de Mayo.
Fueron los precursores de la colonización bonaerense. Cuando los españoles apenas se atrevían a cruzar el Río Matanzas, los miembros de la Compañía de Jesús ya habían establecido cuatro pueblos a 400 Km. del puerto de Santa María de los Buenos Aires.
En 1748, un grupo de misioneros entre los cuales se encontraba el padre José Cardiel, inicia un viaje de exploración.
Esa misión queda registrada en “Diario y Misión a Río del sauce 1748 por José Cardiel SJ”:
(…)“campos situados al NO de los Montes y Laguna del Tordillo, y de cierto lugar singularizado mediante la leyenda descriptiva del Corral de los Vezinos” (8)

Eugenia Alicia Néspolo, Doctora en Historia; UBA y miembro del Proarhep (Programa De Arqueología Histórica y Estudios Pluridiscilinarios); docente de La UNLU y del Centro De Investigaciones Antropológicas y Filosóficas, en su trabajo titulado “Las Misiones Jesuíticas Bonaerenses del siglo XVIII, ¿Una Estrategia Políticoeconómica Indígena?” expresa:
“El Padre Cardiel en su Diario ofrece un buen número de leyendas destinadas a situar hechos geográficos, manifestaciones de actividad humana (o episodios triviales registrados) que permiten imaginar la precariedad edilicia de estas reducciones. Un pequeño grupo de esas leyendas, por ejemplo, se refiere a diversos núcleos nominales de población vinculados a las reducciones de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de los Pampas y Nuestra Señora del Pilar del Volcán. La “Chacra”, es una de ellas, situada sobre la margen derecha del salado, muy próxima al “pueblo viejo”, emplazamiento primitivo de la Concepción de los Pampas sobre el río Dulce. También encontramos leyendas como la Estancia de los Riojanos o el Corral de los Vecinos, una instalación rural avanzada situada al sur de la Concepción de la cual dependía. La instalación rural dependiente de Nuestra señora del Pilar del Volcán está registrada en los mapas como Estancia de los Ganados. Más allá de estas referencias nominales, no podemos caracterizar la magnitud del trabajo ni la cantidad exacta de familias y ganados. No obstante, a partir de la documentación analizada, podemos señalar que varios indios habitaban en ranchos y que los corrales de animales o “estancias de ganados” son los que sustentan a la población de las misiones.”
En 1767 de acuerdo a lo ordenado en la Real Cédula de Expulsión de Carlos III la Compañía de Jesús se aleja de Buenos Aires.

Virreinato del Río de la Plata

En 1776, Carlos III, rey de España, decidió la creación provisoria del Virreinato del Río de la Plata para asegurar un control más eficaz sobre sus dominios americanos. Hasta entonces, Buenos Aires y el interior dependían del Virreinato del Perú, que tenía su capital en Lima. El Virreinato del Río de la Plata se hizo definitivo en 1778.
En 1782, Juan José Vértiz manejaba los intereses de la Corona Española cuando, el 27 de julio de ese año, firma con el Cacique Cayupulqui un tratado de Paz fijando
“como máxima aproximación a la guardia de Chascomús, el frente extendido al otro lado del río entre el Rincón del Tuyu y el Corral del Vezino. (9)
Poco antes, allá por 1744, los cristianos habían prometido no cruzar el río Salado. Pero, ocurrió. Ávidos de riqueza y poder, comenzaron la lenta pero inexorable tarea de arrinconar a los naturales Señores de las Pampas, dueños de la inmensidad “del aire, el agua de las lagunas y los ríos, de la sal…” [*]

Más acá del Salado, el mito y la leyenda, la frontera imaginaria para los que se aventuraban por el extenso océano de gramilla y pastizales. En algún lugar, veintiséis leguas en dirección sud-este, asomaba el Corral del Vezino.

¿Habrá pasado por estos campos Don Juan de Garay, a su regreso de aquella incursión de 1580 que lo aproximó a la actual Ciudad de Mar del Plata? ¿Habrá cruzado la Cañada del Vecino? ¿Habrá seguido alguna rastrillada? ¿Lo habrá escoltado su futuro ejecutor, el querandí Guen? No podemos saberlo. Pero, no hay duda que en ese viaje a la utópica Ciudad de los Césares, Don Juan de Garay compensó a los compañeros de aventura y repartió la tierra que pisaba, como si fuese suya. Nacían las vaquerías. (10)

El sistema de vaquerías eran permisos para la caza de ganado y la obtención del sebo y los cueros.
Hacia fines del siglo XVIII, con la implantación de la industria del saladero, que impulsó la exportación de carnes, cueros y lanas, la estancia, heredera de las antiguas vaquerías, cobró mayor importancia y se convirtió en la base del desarrollo económico de la región.


Siglo XIX

En Mayo de 1810, nace la Patria y llega la militarización de la sociedad.
Relata Juan Carlos Pirali, en “Historia de Levas y Reclutamiento”: “Una de las primeras medidas adoptadas por los integrantes de la Primera Junta de 1810, fue la de organizar las fuerzas militares, y para tal fin se estableció por medio de una rigurosa leva que comprendía a todos los vagos sin ocupación conocida, desde la edad de 18 a 40 años". (11)

En los Montes del Tordillo, encontraban amparo los que se negaban a enrolarse o desertaban; ellos eran los alzados. De boca de sus mayores, probablemente los abuelos de nuestros abuelos oyeran aquellas historias de gauchos alzados, malones, y tolderías, sentados en torno al fogón, anoticiados de las andanzas de Gualichú, temerosos de la oscuridad. En cierto paraje próximo a la Cañada del Vecino, aquellos niños moldeaban nuestra identidad.

1813 será el año del rompimiento definitivo con España. En 1816 llegará la Declaración de la Independencia. Nuestros antepasados hacen Patria en los campos de Vecino.

El 16 de febrero de 1820, la provincia la de Buenos Aires se constituyó en entidad autónoma. Manuel de Sarratea fue designado su primer gobernador.

En 1823, Dolores fue casi totalmente destruida por los pampas. El gobernador Martín Rodríguez realizó una campaña militar contra ellos y llegó hasta Bahía Blanca. En el camino, fundó un fuerte que dio origen a la actual ciudad de Tandil.

Esta campaña animó a muchos estancieros a ampliar sus campos hacia el sur, lo que les permitió obtener grandes extensiones de tierra bajo el régimen de la enfiteusis. Así, fue poblándose la costa del océano Atlántico hasta el río Quequén Grande.

El 6 de diciembre de 1829, Juan Manuel de Rosas fue nombrado gobernador de Buenos Aires con poderes extraordinarios. Desde entonces y hasta febrero de 1852, con la excepción del corto período desde 1832 hasta 1835, dominó Buenos Aires.

Hacia 1838 surge el conflicto del Gobierno de Buenos Aires con Francia. La flota de Guerra Francesa bloquea el Río de la Plata.
El bloqueo significó la interrupción del comercio exterior, los precios cayeron, las ventas se vieron dificultadas. Esto motivó que el Gobierno de Don Juan Manuel enfrentara una caída de sus ingresos que provenían de los derechos de exportación y para corregir el déficit recurre a la tierra pública que estaba en manos de los beneficiarios de la enfiteusis.

Rosas, suspendió la renovación de los contratos y exigió la entrega o compra a corto plazo de esas tierras.
A los opositores políticos se sumaron entonces los hacendados y en noviembre de 1839 estalla la Revolución.

Rosas, estaba al tanto y dejó hacer. La Revolución fue desbaratada en pocos días y para que no quedaran dudas de quien había triunfado, la cabeza de Pedro Castelli quedará en una pica, en la plaza del pueblo de Dolores.

Intentando mayor control político y administrativo, Don Juan Manuel de Rosas decide subdividir el territorio que había osado levantarse en armas y así: el 20 de Diciembre de 1839 Año 30 de la Libertad, 24 de la Independencia y 10 de la Confederación Argentina

Nace oficialmente el Partido del Vecino. Portando en su génesis una leyenda con noventa y un años de arraigo.

Nuestros abuelos, con sus tristezas y alegrías, aciertos y errores, defectos y virtudes, estaban aquí para entonces. No hay daguerrotipos con sus rostros, si alguno hubo, se lo llevará la correntada del ‘57. Sólo los conservará la memoria de los niños, esos que ya andaban a rodaja y rebenque por los campos del Vecino.

Los hombres y mujeres que nos precedieron, descendientes de los primeros vaqueadores o fortineros, son los rostros desconocidos de nuestra historia.

Ellos, los antiguos, heredaron de los españoles la galanura y la guitarra, y de los Pampas la picardía, la solidaridad y la rebeldía.
En esta Pampa, escribió Justo P Saenz (h), “Tierra del que la pisa y es capaz de defenderla” (12) hace una ponchada de años se establecieron los primeros abuelos, aquí imaginaron el futuro, aprendieron de los Pampas a amansar mejor, a la bota e`potro, al estribo “e`pichico” y se volvieron expertos en el manejo del caballo. Diestros con el lazo, mañosos en las cuadreras que corrían a costilla. Alguno apostó sobre seguro sus pocos reales al Pangaré Buey. ¡Quién sabe si otro de los nuestros no cruzo palabra con el tal Melitón Fierro! (13)

Pobres, pero libres e independientes. Al decir de Hilario Ascasubi, “hospitalarios, cortos de palabra, enérgicos y prudentes en sus acciones”.

Prolíficos, amaban con tiernura. Madrazas, las abuelas, esas chinas dulces como los atardeceres de la Pampa, almizcladas de aromo y azahares, piadosas y admirables, con “su tez (que) brillaba como bronce bruñido; sus largas trenzas negras como el ébano y adornadas con cintas pampas que caían sobre sus espaldas…” (14) les correspondían.

Desde Europa. Empujados por la hambruna de las guerras, a mediados de 1875 comenzaron a llegar los primeros inmigrantes. Franceses, italianos, españoles, turcos… asomaron en el horizonte del Vecino. En seguida fueron uno más de este pueblo de calles polvorientas,
“… veredas de tierra o ladrillos bordeadas de manzanilla florecida en botones amarillos, (entre) las altas casuarinas de la plaza y los matorrales de las barrancas de la laguna” (15)

Juntos, criollos y europeos esperaron la ardiente noche del 31 de diciembre de 1899 la llegada del siglo XX.

Sin memoria desaparecemos

El paisaje que tuvieron frente a sí los primeros arrimados al remoto Corral se ha modificado. Transcurrieron doscientos sesenta años desde que el Jesuita José Cardiel anotara en su bitácora, Corral de los Vezinos. El tiempo pasa, la historia se aleja, se olvida en archivos y bibliotecas, sabe que un día iremos en su búsqueda para que nos enseñe quiénes fuimos.

Ese día puede ser hoy. Comencemos a desanudar este enredo de coloridas hilachas, de voces perdidas, y lenguas abandonadas, de conquistadores, de pampas, de criollos y cautivas, de vaquerías, fortines y corrales.
Hilemos lo descosido.

Los pueblos, todos, se parecen. Plaza, iglesia, edificios públicos, la estación del ferrocarril, el club… Pero, algo los diferencia. Son los hombres y las mujeres que los habitan, que abren caminos en lo que parece impenetrable, inventan salidas y sueñan utopías. (16)

Nosotros somos herederos de los sueños de aquellos primeros porteadores, madurados en la soledad infinita que los circundaba.

Aquel Corral es el origen de esto que somos. Existió –quedaba- en algún lugar dentro de las coordenadas 36º 39’ S – 57º 47’ E. En sus cercanías, habitaron nuestros antepasados, los primeros pobladores de ese caserío conocido hasta entrado 1891 como
Pueblo del Vecino

Se presentan interrogantes: ¿En que período fue construido el Corral? ¿Con qué materiales? ¿Qué dimensiones tenía? ¿Fue un Corral de Indios o un Fortín?
¿Cuál es el origen del nombre Vecino? ¿Un apellido? ¿Se utilizó para indicar la proximidad con los demás pobladores de un mismo lugar?

Sabemos que el topónimo siguió utilizándose hasta 1926, cuando durante el Gobierno de Valentín Vergara el Partido del Vecino pasa a denominarse oficialmente como el pueblo cabecera: General Guido.
Los motivos del cambio se comprenden releyendo a Arturo Jaurretche: “La toponimia ha sido alterada para que el paisaje geográfico no coincida con el paisaje histórico”.



Conclusión

Para que la tradición no muera, hay que contarla. Nuestra historia chica es parte indisoluble del patrimonio cultural de la comarca.

Haya sido un Corral de Indios, un Fortín o un Corral de Vecinos al estilo sevillano, como lo imagina el investigador Antonio Pedrós. El Corral del Vecino o de los vecinos existió y es nuestra raíz en lo hondo.

A simple vista, parece otro lugar. Sin embargo, todo indica que estamos en el punto donde comienza nuestra historia, la historia del pueblo de General Guido.

[*]…reflexión del cacique Cangapol (1739) que dijo: ¿De quién es el aire, de quién el agua de la laguna y los ríos, la sal, la leña, los piches, guanacos y avestruces y hasta los baguales y vacas del campo? ¿De alguno, de la tribu, de alguna otra, o de todos? Para que toda la gente respire, beba, coma, para vivir. ¿Qué sucedería si un indio entre sus hermanos pretendiera ello para si solo? Magrassi, E.G. 1987. Los aborígenes de la Argentina. Ensayo socio-cultural: 38-63. Ed. Búsqueda. Yuchán, Buenos Aires.

Bibliografía específica

1. -Schmucler H. Revista Universidad Nacional de Córdoba. 1994
2. -Luna F. Conflictos y Armonías en la Historia Argentina Planeta 1997
3. -Bialade A.J. El Camino es Largo Buenos Aires 1972
4. -Moncaut C. Diario La Nación Rincón Gaucho Reyerta en una Pulpería de Dolores 2008
5. -Raone J. M. Fortines del Desierto Mojones de la Civilización 1969
6. -Pedrós A. Detrás de los nombres
http://www.rincondehistoria.com.ar/
7. -Revista Trefos Las Estructuras Líticas En Tandilia, Mariano Ramos, Eugenia Néspolo, Verónica -Helfer, Matilde Lanza, Claudio Quiroga, Patricia Salatino, Diego Aguirre, David Pau
8. -Furlong G. Outes F. Diario y Misión a río Sauce 1748 P José Cardiel
9. -Derecho de los pueblos indígenas
http://www.indigenas.bioetica.org/inves53-2.htm
10. -Giberti H. Historia Económica de la Ganadería Argentina
11. -Pirali J.C. Historia de Levas y Reclutamientos
12. -Saenz J. Baguales cuentos camperos 1942
13. -Capdevila D. El nombre, el pago y la frontera de Martín Fierro. Ediciones Patria 1964
14. -Subidet T. Vocabulario y refranero criollo 1952
15. -Bialade A.J. Obra citada
16. - Scheines G. Las Metáforas del fracaso Sudamericana 1993

Bibliografía General

¨ Abad de Santillán D. Gran Enciclopedia Argentina. Ed.1956
¨ Coluccio F. Diccionario de Voces y Expresiones Argentinas Ed. Plus Ultra Buenos Aires 1979.
¨ Conlazo D. Los Indios de Buenos Aires Siglos XVI-XVIII Ed. Búsqueda-yuchán Buenos Aires 1990.
¨ Corbière E. El gaucho: Desde su origen hasta nuestros días. Ed.Renacimiento, 1998
¨ Echagüe J.P Tradiciones Leyendas y Cuentos Argentinos Espasa Calpe Bs As 1969
¨ Magrassi G. Los Aborígenes de la Argentina: ensayo socio-histórico-cultural‎ 1987 –
¨ Moncaut Carlos. Pampas y Estancias Ed. El Aljibe. City Bell. 1978
¨ Néspolo E. Las Misiones Jesuíticas Bonaerenses Del Siglo XVIII, ¿Una Estrategia Políticoeconómica Indígena?
¨ Pigna F.
http://www.elhistoriador.com.ar/
¨ Registro oficial (de la provincia de Buenos Aires).‎
¨ Revista Todo es Historia
¨ Rumbo al Sud.
http://tandil.iespana.es/tandil/01012.htm


Nota: Este trabajo fue entregado al Centro de Jubilados y Pensionados “Renacimiento” de General Guido con el doble propósito de participar en el Concurso Un Nombre para el Museo y preservar la memoria.

2 comentarios:

gladis dijo...

Lili, solo quería expresarte mi más sincera admiración por tú labor como historiadora. Reconozco tu esfuerzo, tras largos 60 días de investigación .He estado siguiendo tus entradas en el blog y dejame decirte que te admiro cada dia mas .No me cabe duda que la difusión en el ciberespacio de éste, tú trabajo se constituirá en un aporte extraordinario a la cultura de nuestro pueblo. Felicitaciones por ser una mujer ampliamente multifacética y especialmente por representar tan bien a la familia AlgañaraZ-S

Liliana dijo...

Transcribo el email del Investigador Sr. Alfredo Pedrós.
Celebro que finalmente hayan logrado imponer a vuestro museo el nombre original que tuviera el partido, al menos será una forma merecida de salvar para los tiempos la identidad escabullida en los andariveles burocráticos. Me alegra mucho haber podido aportar un granito de arena en la restauración de la memoria perdida. Felicitaciones por el Blog y un afectuoso saludo a los vecinos de “Vecino” (Gral Guido) y en especial a los “Amigos” del museo. Alfredo Pedrós