Puesto en el centro de la plaza, orientado hacia donde el crepúsculo se posterga, el busto de Tomás Guido custodia a los guidenses.
Foto de Hernán Longo.
Fuente:
http://www.panoromio.com/Próximamente el Pueblo de General Guido conmemorará el 127 aniversario de su existencia. Desde su creación en 1883, y por ocho años, se lo conoció como Pueblo de Vecino, hasta que el 16 de agosto de 1891 el Gobierno Provincial le impuso el nombre de Brigadier General Tomás Guido.
Por aquellos años, poco, casi nada contaba la historia oficial del hombre, cuya efigie se levantaría, en el centro de la plaza.
La escasa bibliografía de la época remitía a un libro publicado en 1882 por su hijo, el poeta Carlos Guido Spano titulado “Vindicación Histórica” allí aparecían los escritos que su padre había archivado prolijamente entre los años 1817-1820.
“La Historia, dice el Dr. Mario (Pacho) O’Donell, siempre está teñida de subjetividad; la oficial lo está de arbitrariedad reconocida”.
Saliendo del olvido, al que lo habían sentenciado los cronistas de la época. Antecedido por el grado militar, el patronímico de Guido, comenzó a difundirse en escritos oficiales y privados. Hacia finales del siglo XIX nacía el gentilicio “guidense”
Uno puede mudar de casa, de provincia…de nacionalidad, lo que no se puede cambiar es el origen.
¿Quién fue el General Tomas Guido?
Tomas Francisco Gil Buenaventura del Rosario Guido Aoiz nació en Buenos Aires el 1 de septiembre de 1788. Hijo de un comerciante, don Pedro Guido Sáenz Y de doña Juana Aoiz Martínez Larrazbal.
El 25 de mayo de 1810 el joven Tomás Francisco, que por razones económicas había dejado sus estudios en el colegio San Carlos, está entre la escasa muchedumbre en las puertas del cabildo.
Alguien dijo “Mas importante que escribir sobre la revolución es contribuir con ella” eso hizo Tomás Francisco desde su bautismo de fuego durante las invasiones inglesas. Formó parte del grupo de jóvenes, hijos de españoles, nacidos en el Virreinato del Río de la Plata, que se reunían en el Café de Marco. De allí surgirían los oradores de la revolución, los improvisados jefes militares…los políticos.
La Revolución de mayo fue el comienzo de un cambio profundo y definitivo en la vida política, social y espiritual de Buenos Aires. A partir de mayo 1810 Tomas Francisco Gil Buenaventura del Rosario Guido Aoiz, se convertiría en Tomás Guido, un actor irremplazable en la historia de la Patria.
Aparece junto a los hermanos Moreno a bordo de la Fragata Inglesa Fama cuando el 4 de marzo de 1811 Mariano Moreno muere en alta mar.
San Martín y Bolívar lo contaron como un colaborador predilecto. Su amistad con el General San Martín ha quedado debidamente documentada en la correspondencia de ambos "Mi lancero amado" lo nombra San Martín en sus cartas.
Fue funcionario de Rivadavia, Lavalle, Dorrego, Viamonte, Rosas y Urquiza.
Tuvo tenaces enemigos entre ellos Sarmiento que le reprochaba su posición llamándolo “cumplimentero”, arribista político. Pero basta con leer su correo con Rosas para saber lo lejos que estaba Tomás Guido de ser un cortesano de palacio.
"Desoiga a los que le aconsejan destierros, persecuciones y muertes, son fanáticos políticos que no merecen ser escuchados... aléjese de la mazorca, esa banda de forajidos desalmados", le escribe. No debía de se fácil decirle al Gobernador Juan Manuel de Rosas esas cosas.
Pero sigamos familiarizándonos con Tomás Guido através de la correspondencia de Juan Manuel de Rosas.
Buenos Aires, Julio 18 de 1832
Señor Don Tomás Guido. Mi querido amigo:
El correo no saldrá mañana porque mi correspondencia aun está verde. En su virtud Vd. tendrá en tiempo los materiales que desea si es que no le incomodo, mañana, para que juntos aquí acabemos todo. Ochocientos pesos mensuales son los que he asignado a usted y en su virtud le remito este mes y el anterior. Sé que usted solo me ayuda por el aprecio que hace de mi amistad; pero sé también que no es conforme a la amistad abusar de su finura y generosidad. Es por esta poderosa razón, robustecida en el conocimiento que tengo de usted, con familia, no es ningún hombre acaudalado, que debo no abusar de su amistad, y usted hacerme el favor de recibirlos, persuadiéndose de que si así no lo hace dejaré de ocuparle y con la pérdida de su ayuda, perderá la causa y perderemos todos. No crea usted que yo lo desembolso. Lo será el gobierno de gastos reservados sin que para nada suene el nombre de usted de quien soy afectísimo amigo. Juan Manuel de Rosas. Guido rehusó la gratificación. Pese a necesitar el aumento de sus medios de subsistencia, decía conservar luego de 22 años de servicios a la patria, lo preciso para no hacer vida menesterosa. Y preguntaba: "Pero, ¿renunciaré yo por un desahogo en mis atenciones domésticas, la inmensa satisfacción de aliviar en alguna manera el peso enorme que desinteresadamente ha tomado Vd. sobre sí en honor de mi país?... Mi carrera y mis deberes sociales me mandan servir sin interés mientras por un cargo público no pueda justificar mi recompensa."
He aquí la respuesta de Rosas:
Buenos Aires, Julio 27 de 1832.
Señor Don Tomás Guido. Mi amigo querido:
Las razones en que apoya usted el verdadero espíritu de su estimada carta del 19, son sin duda poderosas para usted, pero no para mí, que estoy resuelto a privarme de su ayuda antes que abusar de su amistad. Desde que esta resolución aparece inalterable, usted sin faltar en algo a la confianza de nuestra amistad, no puede dejar de pesar nuevamente sus razones y las mías. Agréguese a la balanza de estas el mal positivo que al país y a mí debe ocasionar la insistencia de parte de usted, desde que por ella nos privamos de su ayuda, y desde entonces pesará más dicha balanza. Sin perjuicio, yo serviré a usted como gobernador y como particular en todo cuanto pueda, toda vez que usted quiera ocuparme. Dispense usted esta carta; siento perder su ayuda, y es esta la razón de poder fuerte que me ha obligado a ser importuno, faltando a los respetos de una fina amistad, porque no me es posible abusar de ella. Quiera usted disponer como guste de su afectísimo compatriota. Juan Manuel de Rosas. Ante ese dilema, Tomás Guido cedió, pero con la segunda intención de no emplear la suma con que se lo gratificaba a la fuerza, y siguió prestando los servicios que daba a Rosas. Durante los preparativos de la campaña al desierto, Rosas le contesta a Guido la carta en que éste le devolvía los sueldos que aquél le había pagado por su colaboración para la redacción de documentos públicos.
He aquí la respuesta:
Mi querido amigo: Aún no había podido contestar a su estimada de 16 de diciembre de 1832, en que me devuelve cuatro mil ochocientos pesos, importe de la asignación de los meses de julio hasta noviembre, que el gobierno de mi administración dispuso pasarle de fondos discrecionales en compensación del importante servicio que prestara a la causa pública ayudando al gobierno en la expedición de los asuntos más delicados. Hoy lo hago, y penetrado del poder de las razones en que usted se funda para devolver al suma que ha conservado en depósito sin aceptarla, la paso al señor ministro de gobierno para que vuelva a tesorería como salio. Después de esto solo me resta manifestar a usted mi sincero reconocimiento, y ofrecerle como siempre que mande como guste en la sincera amistad de su amigo. Juan Manuel de Rosas Fuente: http://www.lagazeta.com.ar/Rosas y El Gral.Tomás Guido. Irazusta, Julio: Vida política de Juan Manuel de Rosas. t.II.p.136.
Tomás Guido fue un hombre de la unidad nacional. El mismo que le aconsejaba a Juan Manuel de Rosas:
“ayude a constituir la provincia, a apaciguar los odios, a buscar en la ley y en el respeto del derecho, la única base de la felicidad de la patria”.
El que en tiempos de la Confederación, en el Senado de Paraná, hablaba con independencia y libertad invitando a la conciliación. Sin abandonar la firmeza en sus creencias o concepciones políticas.
El amigo incondicional de San Martín.
Tomás Guido murió el 14 de setiembre de 1866 en su casa de Buenos Aires, su ciudad natal. Desde 1966 sus restos descansan en la Catedral de Buenos Aires junto al General San Martín. Pero en el Cementerio de la Recoleta puede visitarse la bóveda, en forma de gruta, que refieren, levanto con sus propias manos Carlos Guido Spano en homenaje a su padre, símbolo de la humildad en la que siempre vivió.