Rastrillada:Huella o rastro más o menos visible, que en el suelo firme y sobre el pasto dejan la huella de una caballería, las plantas de un cuadrúpedo cualquiera, o las ruedas de un vehículo en las zonas o caminos poco frecuentados. Ella constituye una fuente preciosa de informaciones para nuestros afamados rastreadores. Dr. Lisandro Segovia. Diccionario de Argentinismos. 1911.-

domingo, 10 de mayo de 2009

1929

“El 25 de febrero de 1929, Rufino Inda envía una nota a la Asociación de Propaganda en la que decía; “…arraigó en mí definitivamente la convicción de que es indispensable y urgente iniciar una agitación en el sentimiento de obtener de los poderes públicos la sanción de una ley de construcción de un camino pavimentado que una a la gran Capital Federal y a la Capital de la Provincia con el balneario de Mar del Plata…”

Gobernaba el país el Dr. Hipólito Irigoyen, la Provincia el Dr. Valentín Vergara…ese año el Partido del Vecino, pasaría a llamarse General Guido…

En 1928 para comunicarse con algunas poblaciones había que cruzar varias estancias. Era permitido hacerlo, se abrían las tranqueras y utilizando una huella, casi siempre paralela a un alambre divisorio y tras sortear bajos y pantanos, se podía acceder al camino polvoriento que llegaba a una esquina de campo, en la que se levantaba un almacén de Ramos Generales con un anexo de despacho de bebidas y quizás una precaria carnicería. La República Argentina era un país sin caminos que merecieran tal denominación. Casi todos eran ásperos y desiguales travesías, desniveladas, interrumpidas por lodazales y torrenteras, con numerosos vados y ninguna banquina. El tránsito terrestre de cargas se hacía en enormes carros con ruedas de gran diámetro y tirado por una numerosa caballada con tropilla de relevo. El ganado era arreado por reseros. Muy pocos automóviles con ruedas angostas, y hasta macizas, capotas elevadas y radiadores expuestos se cruzaban con no mucha frecuencia con hatos, rebaños y carruajes de caballos como sulkys, volantas, etc. Como todo funcionaba de acuerdo a primitivas necesidades, se mantenía el lento y cansino sistema de transportes con mucha herencia colonial y las cabalgatas individuales de patrones y de peones solitarios salvando distancias: Solamente en las épocas de la yerra, de subastas, de fiestas o de romerías, se veían con mayor frecuencia grupos de jinetes. Algunos que vislumbraron requerimientos de cambio clamaron por caminos de piso firme, libres de aguazales y atascaderos. Una de esas voces fue la de Rufino Inda, quien no dejó de peticionar la construcción de rutas compactas y sólidas que unieran a las ciudades de la República. Sus ideas, su espíritu y su propia letra están presentes en la Ley Nacional de Vialidad a la que él mismo llamara La Gran Ley del Congreso Argentino. Pero, después, Don Rufino se retiró a observar desde lejos lo escrito y sancionado. No cedió nunca en propulsar una extensa red caminera que uniera todo el país. Las Rutas Nº 2 y Nº 11 son los más altos exponentes de sus esfuerzos e inquietudes de comunicación terrestre urbana. También lo fue la del circuito Mar y Sierras y la de pavimentación y arbolado de los caminos rurales. Desde la Asociación de Propaganda y Fomento de Mar del Plata, generadora de la futura Dirección de Turismo fundada en 1928, se habían hecho numerosas gestiones. Todos sabían que con el auge automotor, cuando se construyera una cinta asfáltica para facilitar el tránsito, el turismo de Buenos Aires a Mar del Plata se acrecentaría notablemente. También hubo total apoyo en los Municipios por donde pasaría el camino. Sin embargo en las primeras tratativas no hubo coincidencias. Que la ruta se pavimentara, eso sí, todos de acuerdo. Pero unos proponían el trazado más directo (el que se pavimentó) y otros proponían el camino de la costa, más largo aunque más pintoresco. El 25 de febrero de 1929, Rufino Inda envía una nota a la Asociación de Propaganda en la que decía; “…arraigó en mí definitivamente la convicción de que es indispensable y urgente iniciar una agitación en el sentimiento de obtener de los poderes públicos la sanción de una ley de construcción de un camino pavimentado que una a la gran Capital Federal y a la Capital de la Provincia con el balneario de Mar del Plata…” agregado; “ … que tal ruta debía pasar por todos lo importantes pueblos de la línea que son servidos por el camino existente en forma precaria e insegura que puede proporcionar una carretera natural que atraviesa zonas de una conformación irresistente a las primeras lluvias invernales…” Su amplia mirada le permitió advertir la necesidad de alentar el turismo interno, disminuir la elección de playas extranjeras, pensar en los beneficios de la habilitación de un desembarcadero para operaciones de ultramar el Puerto de Mar del Plata. Notable duplicación que de modo elocuente ya demostraba cuanto significaría la Ruta 2 en el futuro turístico de Mar del Plata. En el mes de abril de 1929, fue elevado a la presidencia de la República, ejercida por el Dr. Hipólito Irigoyen un memorial fundamentado en el cual se pedía la pronta sanción de una ley que dispusiera la pavimentación del camino de Buenos Aires a Mar del Plata. Otro memorial de igual contenido fue dirigido al gobernador de la Provincia Dr. Valentín Vergara. “…No pensarlo así es colocarnos en una evidente inferioridad ante nuestros vecinos que pujan por arrebatarnos el turismo y concurrencia de veraneantes a pesar de que nuestro océano de infinitas bondades, es el verdadero lugar de salud: Ellos no escatiman esfuerzos y viven embelleciendo sus países con hermosas carreteras pavimentadas, para atraer nuestro turismo, llegando en ese afán hasta la gran obra de construcción del camino pavimentado de Montevideo a Colonia, haciendo la travesía del río ferry-boats que conducirán hasta treinta automóviles por viaje…”. Finalmente el proyecto se hizo realidad. El 23 de Enero de 1938 fue inaugurado el primer tramo de la Ruta Nº 2, y el segundo tramo de la misma desde Dolores hasta Mar del Plata fue inaugurado el 5 de Octubre de 1938, fecha instituida como Día del Camino en 1935 por el Primer Congreso de Panamericano de Carreteras celebrado en Buenos Aires. Tres banderas argentinas de un lado y tres del otro. Un improvisado arco de ramas donde se mezclan eucaliptos y pinos, cruza de una banquina a la otra. Unas quinientas personas entre las que sobresalen escolares, esperan ansiosas el momento. Se acerca el automóvil donde viaja el Gobernador Manuel Fresco y tras él, en otros vehículos, ministros de su gabinete, entre ellos Eduardo Scheggía, Intendente de Dolores y José Camusso Jefe Comunal de Mar del Plata. Los automóviles cruzan la línea divisoria y así queda inaugurada la Ruta Bartolomé Mitre que, tal vez por comodidad, se haría famosa como la Ruta 2 (Revista Favacard – La Ciudad y su Gente – Mar del Plata – 2002)

Fuente http://www.ladobled.com.ar

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